martes, 7 de agosto de 2012

CARTA ABIERTA DOCENTES CNBA



CARTA ABIERTA

a la comunidad educativa del CNBA

Las razones que nos impulsan a escribir esta Carta Abierta están vinculadas, como en las anteriores ocasiones, al derecho que nos asiste de opinar libremente como parte de la Comunidad Educativa del CNBA y al compromiso que sentimos de hacer público nuestro posicionamiento.

Los días 11, 12 y 13 de julio, los estudiantes llevaron adelante una toma del Colegio con un pliego de reivindicaciones que incluía el reclamo de un comedor institucional y la solidaridad con un trabajador no docente del colegio. La medida adoptada por los estudiantes -acertada o no-, posee la legitimidad que le confiere el haber sido fruto de una discusión democrática en el marco de una Asamblea estudiantil, situación subrayada y celebrada por el Ministro de Educación de la Nación, en declaraciones de la semana pasada, como un ejercicio saludable de aprendizaje democrático.

Más allá de acuerdos o desacuerdos con el tipo de medida, entendemos que la reacción estudiantil es sólo el síntoma de un malestar que subyace en la comunidad educativa, originado -como ya expresamos en nuestra carta del 18 de abril de 2011- en la concepción verticalista y la falta de voluntad de las autoridades para evitar el agravamiento de problemas que hace meses venían preanunciándose, y que no supieron o no quisieron resolver a través de los canales genuinos de participación. Canales que –aun cuando en apariencia funcionen- son manipulados de diversas formas desde la rectoría, como ocurre –para poner solo un ejemplo- con las asambleas estudiantiles, cuya realización se coarta, dificultando los debates y las deliberaciones conducentes al arribo de las mejores decisiones en las votaciones.

Esta modalidad de control instituida por las autoridades encuentra su réplica en la forma de relación elegida con el claustro docente, conforme a la cual se ha abandonado el diálogo institucional para sustituirlo por una catarata de comunicados –no otra cosa son las “cartas” enviadas desde la rectoría, en las que se informa acerca de actos consumados o por consumarse, decididos unilateralmente-, que ubican al cuerpo docente en un lugar de receptor pasivo que asiste, día a día, al avasallamiento de su derecho de opinar y ser escuchado. El comunicado oficial del colegio que recibimos los docentes el miércoles 11 de julio, según el cual las clases continuaban normalmente, es un buen ejemplo de esta voluntad de controlar, negando incluso la realidad: quienes concurrimos al colegio ese miércoles, primer día de la toma, nos encontramos con una realidad totalmente distinta respecto de la “normalidad” informada por las autoridades.

El proceso de democratización abierto por el Acta de Compromiso de junio de 2007 (uno de cuyos garantes fue el hoy Rector, Gustavo Zorzoli) y la dinámica de intercambio, debates y consensos entre los claustros y el Rectorado, que el acta garantizaba, han sido sistemáticamente frenados.



Por ello, consideramos que la medida llevada a cabo por los estudiantes y sus justificaciones (el rechazo a una concesión comercial privada dentro de un espacio público y el pedido relativo a la situación jubilatoria del no docente Guido Martínez Cornejo) son el emergente de ese malestar más profundo, derivado del autoritarismo encubierto que impera en el colegio, donde los mecanismos de toma de decisiones que atañen a la totalidad de la comunidad educativa son “democráticos” solo en el plano formal, pero no en el real. Circunscribir una decisión tan radical como una toma a los dos motivos antes señalados sería caer en una simplificación que nos desvía del correcto diagnóstico del estado de situación institucional.

La actuación de las autoridades frente a los reclamos explícitos que motivaron la toma ilustra claramente su manera unidireccional de resolver los conflictos surgidos en la comunidad educativa. En el primer caso, a través de la creación de una “Comisión de Seguimiento del comedor y los quioscos”, que no respondía a la verdadera discusión propuesta por los alumnos, relativa a la justificación de un emprendimiento comercial privado (por tanto, con fines de lucro) en el seno de una institución pública.

Esto significa que el Rector rehusó el debate del planteo estudiantil -la existencia de una concesión privada- e impuso como tema la regulación y el control de una concesión por parte de aquella comisión. Por tal motivo, no es justa la acusación que formula en sus “cartas”, en las que les atribuye a los alumnos un espíritu poco democrático y los responsabiliza del fracaso de la reunión.

En relación con el Sr. Guido Martínez Cornejo –cuya situación de precariedad laboral fue incluida de modo sostenido en los reclamos estudiantiles a lo largo de este año-, el Rector, en su “carta” del 11 de julio, prometió brindarle una asistencia temporaria, aclarando que tal medida excedía aquello a lo que el Colegio estaba legalmente obligado. Creemos que es esta preeminencia del discurso legal lo que marca una diferencia con las expectativas de los alumnos, quienes solicitaban un tipo de respuesta desde un plano más humano que el meramente legal.

Creemos que la actitud del Rector ante la toma no es la que corresponde al directivo de un ámbito escolar, ya que la resolución del conflicto debería transitar por cauces menos agresivos. Consideramos equivocada la opción de confrontar con los alumnos, como si estos fueran contrincantes en pie de igualdad, “adversarios” de los adultos. El Rector hizo una demostración de fuerza, con comunicados de distintos organismos que rápidamente encontraron un lugar en la página del colegio; por el contrario, allí no fueron incluidos los comunicados del CENBA ni de la Asociación de Graduados (ambos con representación en el CER), que sostienen posiciones críticas y disidentes con la gestión de las actuales autoridades.

El comunicado de la Mesa Directiva del CENBA muestra con claridad la falta de entendimiento y de diálogo: en él se denuncia que algunos alumnos fueron agredidos física y verbalmente por el vicerrector Agustín Zbar. Frente a estos preocupantes hechos, lamentamos que, una vez más, nuestra institución sea escenario del maltrato de un docente a un alumno. Repudiamos toda forma de violencia -inadmisible en un establecimiento educativo-, que intensifica el clima de confrontación y se aleja de una posición dialoguista y abierta. Nos solidarizamos con quienes fueron agredidos en estos episodios y con todos aquellos que, de una forma u otra, son víctimas de agresiones, persecuciones e intimidaciones en la institución.

Párrafo aparte merece la actuación de la Comisión Directiva de la Asociación Docente del CNBA, cuyo comunicado “Tristeza y compromiso”, del 13-07-12, difundido por el Rector del CNBA desde su dirección de mail (y que insólitamente no figura al día de la fecha, 30 de julio, en la propia página web de dicha Asociación, http://docentescnba.wordpress.com), evidencia una posición sumamente hostil hacia los alumnos. Queremos manifestar que, como docentes de la institución, no nos sentimos representados por las expresiones vertidas en el mismo, ya que el claustro docente no ha sido invitado a participar en ninguna asamblea o debate para decidir qué posición tomar al respecto. Por tanto, lo allí declarado corre por exclusiva cuenta de una saliente CD, muy alejada de su original posicionamiento crítico hacia la gestión del profesor Gustavo Zorzoli. Es notable el contraste entre la profusa publicación de comunicados propios, resoluciones de asambleas y testimonios de docentes, en el período comprendido entre noviembre de 2010 y marzo de 2011 -la mayoría de ellos críticos a la candidatura, explícitamente rechazada por la CD de la Asociación, designación y primeros momentos de la gestión del actual Rector del CNBA-, y el prolongado silencio mantenido desde entonces por la CD. Durante la actual gestión se han llevado a cabo algunas de las medidas que la CD otrora denunciara, junto a los gremios que participan en el CNBA, como posibles amenazas, tales como el progresivo desmantelamiento del turno vespertino o despidos encubiertos de docentes con argumentos de finalización de contratos o por problemas de horarios derivados de cambios inconsultos de ordenamiento de materias, por mencionar sólo algunos de los hechos ocurridos en este último tiempo. Sin embargo, la CD no defendió los derechos de los docentes ni tampoco alzó su voz frente a otros graves hechos, como la escandalosa intervención por parte del Vicerrector y Jefe del Departamento de Derecho, profesor Zbar, en el Departamento de Historia, violentando el elemental derecho de los docentes de dicho departamento de tener como Jefa a la colega que ellos ya habían elegido democráticamente a través del voto.

Efectivamente, una gran cantidad de decisiones han sido tomadas de forma inconsulta, dejando fuera a los distintos sectores de representación de la institución. Es necesario retomar el camino del diálogo y del consenso, en el que la voz y las propuestas de todos los Claustros realmente sean tenidas en cuenta, en un ámbito en el cual haya verdaderas discusiones y debates que permitan arribar en conjunto a la mejor solución a los problemas existentes en el CNBA. Ahora, si el objetivo de las autoridades es “controlarlo todo” –una lógica que no convalidamos-, lejos estaremos de resolver de manera democrática los conflictos que surgen en la convivencia. Por eso, los docentes que formamos parte de este Colectivo exigimos que se respeten las opiniones discrepantes y, con todas nuestras limitaciones, persistimos en nuestro compromiso de trabajar por el mejor desarrollo posible del proceso de democratización, que iniciamos junto a la Comunidad Educativa en el año 2007.

Colectivo Docente


Buenos Aires, 30 de Julio de 2012

Colegio Nacional de Buenos Aires